Una religiosa scalabriniana, ángel para los refugiados en Brasil

Premio Nansen de Acnur para Hna. Rosita Milesi por su lucha en favor de los migrantes

La hermana scalabriniana Rosita Milesi, galardonada con el Premio Nansen 2024 a los Refugiados de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, sostiene al bebé Daniel José Milaro, quien acaba de llegar de Venezuela con su madre Jenifer Milaro y sus hermanos, en la Casa de Acolhida Sao José, un refugio temporal para refugiados y migrantes en Pacaraima, Brasil, el 24 de agosto. (Foto: Acnur/Marina Calderón/Reuters)

La hermana scalabriniana Rosita Milesi, galardonada con el Premio Nansen 2024 a los Refugiados de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, sostiene al bebé Daniel José Milaro, quien acaba de llegar de Venezuela con su madre Jenifer Milaro y sus hermanos, en la Casa de Acolhida Sao José, un refugio temporal para refugiados y migrantes en Pacaraima, Brasil, el 24 de agosto. (Foto: Acnur/Marina Calderón/Reuters)

Traducido por Magda Bennásar

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Nota de la editora: La serie Acogiendo al Extranjero de Global Sisters Report examina más de cerca a las religiosas que trabajan con inmigrantes o migrantes. Las entregas presentan a hermanas y organizaciones que colaboran en red para servir mejor a quienes cruzan las fronteras, exploran las tendencias migratorias mundiales y analizan los discursos políticos sobre la migración; además, han abordado este tema durante la carrera por las pasadas elecciones presidenciales de Estados Unidos. 

La hermana scalabriniana Rosita Milesi lleva casi 40 años trabajando con personas desplazadas que buscan refugio en Brasil. Este año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su agencia para los refugiados Acnur, le concedió  el Premio Nansen para los Refugiados por su esfuerzo en la ayuda y protección de refugiados, desplazados y apátridas.

"La hermana Rosita es una leyenda para muchos en el Acnur. Es una hermana católica, una trabajadora humanitaria y social, una abogada y una activista", declaró el alto comisionado de la ONU para los refugiados Filippo Grandi, durante la ceremonia de entrega del premio.

"Pero, sobre todo, es una hermana. Cualquiera que tenga una hermana sabe lo que hacen las hermanas. Las hermanas se preocupan. Hace un trabajo increíble por los inmigrantes y refugiados en Brasil. Ayuda con los documentos, las clases, la comida, la vivienda", añadió.

El Premio Nansen para los Refugiados fue creado en 1954 y lleva su nombre en honor a Fridtjof Nansen, un humanitario científico, explorador y diplomático noruego que fungió como el primer alto comisionado para los refugiados de la otrora Liga de las Naciones, precursora de la ONU. El único otro ganador brasileño del premio fue el cardenal Paulo Evaristo Arns en 1985.

La Hna. Rosita Milesi, scalabriniana, galardonada con el Premio Nansen 2024 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, posa en el interior de la catedral de Brasilia, Brasil, el 4 de agosto (Foto: Acnur/Marina Calderon/Reuters)

La Hna. Rosita Milesi, scalabriniana, galardonada con el Premio Nansen 2024 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, posa en el interior de la catedral de Brasilia, Brasil, el 4 de agosto (Foto: Acnur/Marina Calderon/Reuters)

"Creo que un resultado positivo de este premio es la mayor visibilidad pública de la causa de los refugiados, los desplazados y los apátridas. También espero que esta mayor visibilidad llegue a las causas que generan refugiados, porque es contra estas causas contra las que el mundo necesita actuar", declaró Milesi al Global Sisters Report (GSR).

Milesi dijo que comparte el premio con todos los voluntarios y grupos "que han dado su tiempo para aliviar el dolor y superar las dificultades de un refugiado".

"No es una celebración de mi carrera [sino] un homenaje a cada persona, institución u organismo público que ha recorrido este camino conmigo, a cada migrante, a cada refugiado, a cada niño en cuya sonrisa inocente encontré la energía para seguir luchando", añadió.

demás de trabajar con refugiados, la hermana scalabriniana participó activamente en las discusiones sobre la Ley de Refugiados de Brasil, propuesta en 1996 y aprobada en 1997, y en la aprobación de la Ley de Migración brasileña en 2017.

"Considero esencial la defensa dirigida a desarrollar políticas públicas. Nunca he desaprovechado la oportunidad de entablar un diálogo en favor del avance de una legislación alineada con las aspiraciones de los refugiados y los migrantes", declaró Milesi durante la ceremonia de entrega del premio.

Bisnieta de italianos, Milesi nació en el interior del estado de Rio Grande do Sul en 1945. Siendo aún una niña, dejó su casa para vivir en una escuela cercana dirigida por las Hermanas Misioneras Scalabrinianas, congregación fundada a finales del siglo XIX para ayudar a los emigrantes italianos que llegaban a América.

"A los 9 años tuve que dejar a mi familia e irme a vivir con las Hermanas Scalabrinianas para poder continuar mis estudios, y en aquel momento les dije a mis padres que me haría hermana", cuenta Milesi a GSR.

La hermana scalabriniana Rosita Milesi, galardonada con el Premio Nansen 2024 para Refugiados de Acnur, sostiene a Alexander Solis y saluda a refugiados y migrantes venezolanos mientras esperan para recoger kits de higiene y nutrición donados en la Casa de Acolhida Sao Jose, un refugio temporal para refugiados y migrantes en Pacaraima, Brasil, el 24 de agosto. (Foto: Acnur/Marina Calderón/Reuters)

La hermana scalabriniana Rosita Milesi, galardonada con el Premio Nansen 2024 para Refugiados de Acnur, sostiene a Alexander Solis y saluda a refugiados y migrantes venezolanos mientras esperan para recoger kits de higiene y nutrición donados en la Casa de Acolhida Sao Jose, un refugio temporal para refugiados y migrantes en Pacaraima, Brasil, el 24 de agosto. (Foto: Acnur/Marina Calderón/Reuters)

Tras el Concilio Vaticano II,  la congregación decidió reanudar su misión específica de evangelización y ministerio misionero a migrantes y refugiados, cuenta Milesi, quien fue elegida para establecer un centro de estudios sobre migración en Brasilia, la capital de Brasil.

"La llegada [a Brasil] de refugiados de la guerra civil angoleña, a principios de los noventa, aceleró la demanda de ayuda. Desde entonces, toda mi carrera se ha centrado en las personas obligadas a abandonar sus países, en resumen, refugiados, desplazados y apátridas", explicó.

En 1999, Milesi creó el Instituto de Migracao e Direitos Humanos (Instituto de Migración y Derechos Humanos), que se dedica a prestar servicios jurídicos y sociales, acogida humanitaria e integración social y laboral de migrantes, solicitantes de asilo, refugiados y apátridas.

Según Milesi, la mayoría de los solicitantes de asilo en Brasil son actualmente venezolanos, con cerca del 50,3 % de las solicitudes en 2023. La región norte de Brasil, especialmente el estado de Roraima, concentra la mayoría de estas solicitudes, en gran parte debido a su frontera con Venezuela y su consiguiente facilidad de entrada en Brasil.

La venezolana Rosa Paulina Henríquez es una de las refugiadas a las que Milesi y el instituto han podido ayudar. Henríquez y su familia llevan seis años en Brasil.

Venezolanos esperan para entrar en un refugio en Pacaraima, Brasil, el 9 de septiembre, tras salir de Venezuela, cerca de la frontera. (Foto: OSV News/Reuters/Amanda Perobelli)

Venezolanos esperan para entrar en un refugio en Pacaraima, Brasil, el 9 de septiembre, tras salir de Venezuela, cerca de la frontera. (Foto: OSV News/Reuters/Amanda Perobelli)

Embarazada, Rosa Paulina Henríquez, su marido y su hijo cruzaron la frontera de Brasil en 2018 por Pacaraima, ciudad de entrada de la mayoría de los refugiados venezolanos. Después de vivir casi dos años en ciudades del nordeste de este país, ella y su familia llegaron a Brasilia en marzo de 2020, días antes de que cerraran el paso fronterizo debido al COVID-19.

"Llegamos a Brasilia el 8 de marzo y la ciudad cerró a la semana siguiente. Fue una época desesperada", cuenta a GSR. "No conocíamos a nadie. No teníamos  infraestructura. Habíamos alquilado un pequeño estudio y comprado un colchón y una estufa. Pero cuando llegamos no teníamos medios para trabajar", explica.

Tanto Henríquez como su marido son artesanos y sobreviven con el dinero que ganan vendiendo sus obras. Ella había intentado llegar a un acuerdo con el casero, pero este no aceptó su petición de reducir el alquiler y tuvieron que mudarse.

A través de un conocido que trabajaba con Cáritas Brasil, la familia venezolana obtuvo el nombre de Milesi y del Instituto de Migración y Derechos Humanos.

"Me dijo [el conocido]: 'Si necesitas ayuda, la hermana Rosita y el instituto podrán ayudarte'", contó.

Rosa Paulina Henríquez con la hermana scalabriniana Rosita Milesi. (Foto: cortesía Rosa Henríquez)

Rosa Paulina Henríquez con la hermana scalabriniana Rosita Milesi. (Foto: cortesía Rosa Henríquez)

Tres semanas después de llegar a Brasilia, Henríquez se puso en contacto con la hermana y le contó el viaje de su familia. Milesi les ayudó con dinero para comida,  ropa y pago del alquiler.

Henríquez afirma que, tras el "periodo de emergencia" de su familia, Milesi y el instituto siguieron ayudándola.

"La hermana Rosita nos proporcionó apoyo psicológico a través del instituto, y también recibimos financiación para poner en marcha un negocio [capital inicial], y eso marcó la diferencia en nuestras vidas."

En 2020, Henríquez y su familia obtuvieron la residencia permanente. La mujer venezolana estima que esto no habría sido posible sin la ayuda del instituto, a donde acude, hasta el día de hoy, cuando necesita cualquier información legal, según dijo.

"Si necesito algo, si no sé nada sobre la ley, me pongo en contacto con el instituto. Es el primer sitio donde busco ayuda", dice.

Carlos Santiesteban, de 45 años, llegó de Cuba en febrero de 2019 intentando huir de la persecución por sus opiniones políticas. Tras pasar casi dos años en São Paulo, se trasladó a Brasilia.

Santiesteban dijo que un amigo cubano le presentó a Milesi y al instituto.

"Hablo específicamente de ella, pero detrás de ella hay un equipo increíble profesional siempre dispuesto a ayudar", declaró a GSR.

Economista, Santiesteban trabajó en una importante empresa cervecera latinoamericana, Ambev, en Cuba, y lo dejó todo para trasladarse a Brasil. Ahora, en Brasilia, trabaja en Sabin, una de las principales empresas de diagnóstico médico del país.

El cubano Carlos Santiesteban dice que la hermana scalabriniana Rosita Milesi le ayudó a conseguir trabajo en Brasilia. (Foto: cortesía Carlos Santiesteban)

El cubano Carlos Santiesteban dice que la hermana scalabriniana Rosita Milesi le ayudó a conseguir trabajo en Brasilia. (Foto: cortesía Carlos Santiesteban)

"Ella fue quien me consiguió este trabajo. Ella y su equipo me prepararon para este lugar. Me abrieron todos los caminos", dijo.

Santiesteban trabaja como agente de atención al cliente mientras espera que le convaliden su título universitario. Pero incluso con el proceso de convalidación, Milesi y el instituto han estado ahí para guiarle.

Tanto Henríquez como Santiesteban se alegran de que Milesi haya obtenido por fin el reconocimiento que merece.

"El premio representa su trayectoria y su resistencia", dijo Henríquez, quien añadió que Milesi entiende que los inmigrantes son personas en busca de oportunidades.

"Solo queremos una oportunidad, ella lo entiende. No nos ve como una carga, un peso. Al contrario, ve que tenemos mucho potencial para crecer y mucha fuerza", dijo.

Santiesteban está de acuerdo y dice que Milesi ayuda porque tiene una vocación.

"Ella no hace todo esto para ganar premios", dijo y agregó: "Tiene vocación de ayudar. Así es ella. Es diferente. La hermana Rosita es un ángel que encontramos en Brasil".

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 25 de noviembre de 2024. 

This story appears in the Welcoming the Stranger feature series. View the full series.

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