Una hermana católica, abogada fundadora de un centro de asesoría legal para inmigrantes en San Diego, alza su voz frente al futuro incierto de los migrantes y refugiados tras la elección como presidente de Donald Trump. "Me entristece que la dirección de la Iglesia controle quién predica el Evangelio y luego no lo predique. Y así hace que el sonido del silencio resuene como lo han hecho algunas otras cosas", critica la Hna. Ann Durst, religiosa de la Sociedad del Santo Niño Jesús.

En su travesía en busca de un futuro mejor para su familia y sus hijos, las mujeres migrantes de América Latina enfrentan peligros, abusos y discriminación, y sin embargo mantienen la esperanza y sortean las dificultades, como sucede en la historia del libro de Rut, reflexiona la Hna. María Laura Torres. "La mujer migrante latinoamericana se aventura arriesgando la propia vida. Más allá de su vulnerabilidad se encuentra su fuerza motivadora y resiliente", escribe. 

La vida consagrada enfrenta desafíos, como la disminución de vocaciones y el cierre de congregaciones, pero también vive una renovación profunda. Las religiosas abrazan el presente con creatividad y esperanza, cultivando en varias partes del mundo comunidades abiertas a los laicos y laicas, ecológicas y comprometidas con la justicia social. ¿Dónde encontramos estos signos de vida nueva? En el panel La Vida de noviembre, cinco hermanas católicas reflexionan sobre este rejuvenecimiento espiritual.